Inteligencia artificial

Se han desarrollado sensores en miniatura de movimiento libre

Se han desarrollado sensores en miniatura de movimiento libre

 

Los sensores en miniatura que vuelan libremente con el viento y están equipados con una interfaz inalámbrica, pueden medir la temperatura, la humedad u otros datos ambientales y registrar dichos parámetros en áreas extensas, como bosques o campos. Estos dispositivos se pueden utilizar en muchos campos, los más importantes parecen ser la agricultura y la meteorología.

Los sensores inalámbricos pueden monitorear los cambios de temperatura, humedad u otras condiciones ambientales en grandes áreas de tierra, como granjas o bosques. Estas herramientas pueden proporcionar información única para una variedad de aplicaciones, incluida la agricultura digital y el monitoreo del cambio climático. Sin embargo, un problema es que el despliegue real de cientos de sensores en un área amplia requiere mucho tiempo y es costoso. Uno de los problemas con esta tecnología hoy en día es cómo cientos o incluso miles de estos dispositivos pueden implementarse físicamente en grandes áreas. Es solo una pérdida de tiempo y costoso.

Científicos de la Universidad de Washington se enfrentaron a este problema inspirados en la naturaleza. Estas son algunas de las plantas que utilizan el viento para dispersar sus semillas. Los resultados de su investigación se publicaron en las páginas del prestigioso sitio web científico Nature a mediados de marzo.

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Así que desarrollaron un pequeño dispositivo con sensores que flotaron en el aire durante un tiempo antes de finalmente tocar el suelo. El sensor pesa solo 30 miligramos y, con vientos moderados, puede viajar hasta 100 metros desde el lugar donde se dejó caer el dron.

El sensor puede contener hasta cuatro sensores y, después de aterrizar en el suelo, extrae energía de los paneles solares en miniatura colocados sobre él. Suministran energía a todos los dispositivos electrónicos a bordo, que pueden transmitir datos por radio a una distancia de hasta 60 metros.

El primer problema que tuvieron que resolver los científicos fue que el dispositivo pudiera flotar libremente sobre el suelo el mayor tiempo posible. La forma del dispositivo resulta ser de importancia clave. Los científicos probaron varias docenas de estructuras para determinar qué hacer para que el sensor flote el mayor tiempo posible y, por lo tanto, vuele la mayor distancia. .

Así que miraron las semillas de una sola planta que es insuperable en este sentido. Es una hierba muy conocida llamada diente de león, concretamente las semillas de esta planta. De ellos se destacan cerdas en miniatura, gracias a las cuales flotan en el aire durante mucho tiempo. Entonces equiparon los sensores con elementos similares en forma de una estructura de anillo sólido. Para medir la distancia que los dispositivos viajarían con el viento, los científicos los arrojaron desde diferentes alturas manualmente (edificios de gran altura) o usando un dron .

Para garantizar la ligereza, los dispositivos electrónicos no funcionan con una batería pesada, sino con paneles solares. Aquí es importante que los sensores siempre aterricen en el suelo de tal manera que los paneles solares estén colocados verticalmente. El uso de los paneles significa que después de la puesta del sol, el sensor no se enciende y no puede transmitir datos. Pero cuando sale el sol a la mañana siguiente, el sensor está vivo y puede transmitir datos nuevamente. Al mismo tiempo, el equipo diseñó la electrónica para contener un capacitor especial que pudiera almacenar algo de electricidad durante la noche.

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